Ethno(photo)graphic Sonnets

Ethnography doesn't have to be limited to dense, highly specialized texts filled with vocabulary incomprehensible to the layperson. Why not use a playful sonnet to share what we learn in our fieldwork? That is the attempt.
Text and photos by Carlos Suárez Álvarez
Originally published in issue 192 of Cáñamo magazine, December 2013. 
Mareación
Tenue luz de vela, silba abuelito 
melodía protectora, y ofrece el trago, 
no es tiempo de decir que no lo hago, 
¿por qué tenerle miedo al infinito?   

Me concentro en Amar, ¿no es fin bonito? 
¿Visiones en color? Yo eso no pago. 
Quedaré satisfecho si bien cago, 
mi dicha doblaré si el mal vomito.   

Purga, catarsis, hombre entusiasmado, 
Dios me libra de aquel lastre y esta inquina, 
si estoy limpio, estoy comunicado.   

Ayahuasca y chacruna, unión divina, 
permiso para ver el bosque almado, 
misterio, elevación, gran medicina.
Dieta
La dieta ayahuasquera es prueba dura, 
he visto a varios gringos fracasar: 
soñar con ser chamanes y quedar 
al borde de un abismo de locura.   

Buscando cuerpo limpio y alma pura 
renuncia el iniciado a hablar y amar, 
se aísla en un refugio a meditar 
qué partes de su ser requieren cura.   

Privado de alimentos, aunque flaco, 
encuentra fortaleza en el tabaco 
y espera por la gran revelación.   

Y en sueño de ayahuasca de colores 
acuden los espíritus doctores 
y al fin dan su poder de sanación.
Escuela
Los antiguos colmaban con amor 
el canasto de saberes de sus crías; 
cazar, sembrar, tejer, todos los días 
con la práctica instruían al menor.   

Abuelo es menos hoy que profesor, 
que tiene por poder las teorías, 
su Ciencia desplazó a las cacerías, 
la escuela es un proceso conversor.   

En clase aprendió el indio a ser mandado, 
mudó en competición lo solidario, 
halló que en los horarios falta calma.   

Por ser profesional dejó olvidado 
saber de autonomía centenario: 
perdió la libertad, perderá el alma.
Libertad
Nací para ser hombre con poder: 
procuro proteína, pesco y cazo, 
hace casa la fuerza de mi brazo; 
legaron mis ancestros tal saber.   

La chagra y la cocina yo, mujer: 
madre incondicional, bebé en regazo, 
creadora de diseño en fino trazo; 
la abuela de mi abuela quiero ser.   

Si empleamos nuestras fuerzas noche y día, 
fundidos hembra y macho en unidad, 
Natura nos regala autonomía.   

Promueve hoy don Mercado su igualdad 
de género obediente; fin sería 
de este último rincón de libertad.
Matriarcado
Las mujeres shipibas no guerrean: 
la clave de su fuerza está en la unión 
de abuela, madre y nieta, conjunción 
que entraña que en su hogar las dueñas sean.   

Vecinas en alianza hijos canjean: 
circulan los maridos en dación 
y en casa ajena aprenden sumisión 
o salen expulsados si berrean.   

Afirma la antropóloga (es verdad) 
que el bien impera en casa femenina 
se emplea allá el poder sensatamente.   

Hoy la madre perdió su autoridad: 
las jóvenes prefieren la oficina 
y estar subordinadas a un demente.
Matrimonio shipibo
Recreemos el pasado en el presente, 
mudemos en un show la tradición, 
mostrándole a los gringos la función 
seremos conocidos mundialmente.   

La boda será pública y decente, 
habrá escenario, actor, danza y canción, 
se obviará el crudo antaño de ablación 
(en toda buena historia algo se miente).   

Cobraremos entrada por mirar, 
que su caos trajo acá ese tal Mercado, 
hoy en día hasta el pescado hay que pagar.   

Y aunque sea falazmente presentado, 
los jóvenes podrán imaginar 
aquel vivir local, mundo pasado.
Turista
Yo te alabo, ¡oh turista! y, muy sincero, 
te acojo con calor y mil sonrisas, 
¿qué importan tus hedores y tus prisas 
si al final me compartes buen dinero?   

Conozco tu ansiedad, no desespero, 
otros antes vinieron con sus misas, 
dejaron la Palabra y las camisas, 
tu Dios de Amor, Horror, tu hacha de acero.   

El padre misionero lo sabía: 
traer el Evangelio era abrir hoyo, 
los virus nos mataban como a ratas.   

Apóstol llegas tú en tecnología, 
mas reniegas del mundo en desarrollo, 
balbuceas que no hay plata; y ahí me matas.
Cacería
Omar no es Pulgarcito, que echa pan; 
aquí el camino es quiebre de ramita, 
mírase huella, huélese caquita. 
Cacerear es un arte, y un buen plan.   

Andamos sigilosos mas no están 
los puercos asociaós en comandita, 
la venada, que gusta de ir solita… 
“¡Cállate!”, dice Omar, apunta… ¡Pan!   

Suena el tiro, silencio suspendido 
hasta que un cuerpo gordo bate el suelo: 
gran mono negro, macho, muy afligido.   

Expira en gesto tierno su alma al vuelo, 
¡pobre primo!, me siento conmovido. 
Omar posa orgulloso, está en el cielo.
Olivia Newton-John
Olivia Newton-John (parece mema) 
regala a los presentes su canción 
la tarde en que comienza la reunión 
a ver en qué aguas hoy el indio rema.   

Su esposo el empresario vendecrema, 
filántropo, financia la función 
de todos los shipibos de ambición, 
políticos atentos sólo a un tema.   

Los gringos junto al viejo se hacen foto 
con que un día alardear en la interné; 
cumplida su misión se van en moto.   

Los indios en congreso me dan pie 
a creer que aquí también detrás del voto 
lo único que importa es el parné.
Pelacaras
Me armé de repelente y teoría, 
confié en mi don de gentes al entrar 
las casas y cabezas del lugar: 
haría una ejemplar etnografía.   

La fuerza me alcanzó hasta el tercer día, 
el tiempo necesario en constatar 
que todos rehuían contestar: 
el indio en Vencedor no me quería.   

Mi enfado se tornó después sorpresa 
pues supe que el fracaso de mi empresa 
era hijo de un atávico terror.   

Yo soy el Pelacaras sanguinario 
heredero del diablo mercenario 
que trajo en la conquista el Gran Horror.

Related content

Stay updated on every new publication

Search