Estados Unidos, el gigante de la ayahuasca

Texto por Carlos Suárez Álvarez
Publicado originalmente en  el sitio web de ICEERS en octubre de 2023. 
¿Habría imaginado Richard Evans Schultes, el egregio botánico de Harvard, pionero en el estudio de la ayahuasca, que descendientes de los sabedores amazónicos con los que trabajó realizarían giras chamánicas a modo de pop stars por Norteamérica? Y Allen Ginsberg, pope de la contracultura, ¿habría previsto que su libro Las cartas de la ayahuasca inspiraría a cientos de miles estadounidenses a viajar a la Amazonia en una peregrinación masiva que ha dado lugar al “turismo de la ayahuasca”? ¿Qué pensarían ambos de las autorizaciones que, en plena época de la “guerra contra las drogas”, han conseguido en Estados Unidos las iglesias brasileñas de la ayahuasca para importar y administrar su sacramento, el daime, el vegetal? Y en definitiva, ¿cuál sería su reacción al saber que más de medio siglo después de su exploración, alrededor de 1.300.000 de sus compatriotas ya han experimentado con este remedio amazónico?
estadísticas oficiales de consumo
La National Survey on Drug Use and Health (una encuesta federal sobre consumo de drogas) no pregunta específicamente por ayahuasca pero rastreando en los codebooks (que contienen toda la información producida, gran parte de la cual no se publica en el informe principal) hemos sido capaces de realizar una estimación del número de personas que han tomado ayahuasca alguna vez en la vida. De acuerdo a nuestros cálculos, sugerimos que en 2019 el 0,5% de la población estadounidense mayor de 14 años (alrededor de 1.300.000 personas) habría tomado ayahuasca alguna vez en la vida. Este porcentaje es similar al de otros países que cuentan con estadísticas sobre consumo de ayahuasca, como Colombia (0,8%), Chequia (como mínimo 0,5%), Brasil (0,37%) o España (0,2%). También hemos estimado que en el transcurso del año 2019, alrededor de 200.000 personas habrían tomado ayahuasca en el país norteamericano; o lo que es lo mismo, el 15% de las personas que tomaron ayahuasca alguna vez en la vida lo hizo también el año anterior a la realización de la encuesta. 
profesionales en la madurez
Pero, ¿quiénes son estas personas? Para trazar su perfil socioeconómico hemos recurrido a la Global Survey of Ayahuasca Drinking (GSAD), una encuesta internacional liderada por la Universidad de Melbourne que contestaron 11.000 personas, entre las cuales había más de 1.000 estadounidenses. Según la GSAD, en Estados Unidos toman ayahuasca tantos hombres (49,2%) como mujeres (50,4%), además de un 0,4% que se identifican como otros géneros. 

Cabe resaltar que dos de cada tres personas que toman en EE UU han alcanzado al menos un grado universitario, y al hilo de este alto nivel educativo, más de un 60% desempeñaba cargos directivos o realizaba profesionales liberales. La GSAD también muestra como casi el 70% de los y las estadounidenses tomaron ayahuasca por primera vez después de cumplir los 30 años, lo que indica la madurez de quienes se inician en el consumo, y que casi la mitad consumieron ayahuasca menos de cinco veces a lo largo de su vida, lo que constata que el consumo de ayahuasca no es una práctica adictiva/compulsiva. Este perfil está en consonancia con otras investigaciones disponibles referidas a otros países, como las que realizó un equipo de la Fundación ICEERS en España y en Países Bajos. 
muertes en los medios
Los medios de comunicación han relacionado con el consumo de ayahuasca la muerte de 58 personas en todo el mundo entre 1994 y 2022, diez de ellas estadounidenses. Pero debemos subrayar que ninguna autopsia o análisis toxicológico ha determinado a día de hoy, en ninguna época o país del mundo, que la ayahuasca causara la muerte de alguien por intoxicación aguda. 

De estas diez muertes, cuatro tuvieron lugar en suelo estadounidense. Todo apunta a que la primera, de un hombre anónimo en 2005, podría haber sido causada por una intoxicación de 5-MeO-DMT sintético. Garth Dickson se ahogó en un lago de California en 2012, poco después de participar en una ceremonia de ayahuasca. Lindsay Poole falleció en 2016 tras participar en una ceremonia de ayahuasca, aunque se realizó una autopsia, esta no se trascendió públicamente; los reportes periodísticos apuntan que durante la ceremonia Poole sufrió un desvanecimiento y un golpe que podría haber causado la muerte. En 2018 Brandon Begley murió por hiponatremia, es decir, por sobredosis de agua, dado que había ingerido grandes cantidades durante la ceremonia en la que participaba. 

Se reportaron otras seis muertes en el exterior. En cuanto a las muertes que ocurrieron en Perú, Kevin Furnas se suicidó en 2007 en su apartamento; a pesar de que esta muerte se relacionó con la ayahuasca (porque Furnas era facilitador en centros de retiro), ninguna información apunta a que hubiera consumido ayahuasca en las horas o días previos. Kyle Nolan falleció en 2012, en circunstancias no esclarecidas en un centro de retiro en el que se tomaba ayahuasca sin la supervisión del ayahuasquero; las dos autopsias que se realizaron no fueron concluyentes. En 2016, Alfonso Geovani D’Rose apareció muerto en el cuarto de baño de su habitación en un centro de retiro, la mañana siguiente a su participación en una ceremonia; los medios locales sugirieron que se había desplomado y golpeado mortalmente la cabeza. En 2016, Christina Melissa Jenkins amaneció muerta horas después de la conclusión de una ceremonia en la que había participado en un centro de retiro del Valle Sagrado; la causa de la muerte no se estableció. También 2016, Lesley Allison falleció en Ecuador a causa de una fractura cervical, resultado fatal de las convulsiones que indujo la ayahuasca. En México, en la habitación de un hotel, falleció en 2018 Matthew Mellon, un magnate de las criptomonedas que padecía graves problemas de adicción; las circunstancias de su muerte no están claras y la autopsia no trascendió; no se confirmó que consumiera ayahuasca en las horas previas a su muerte. 

Todo indica que si en estos diez casos las tomas de ayahuasca se hubieran llevado a cabo respetando unos estándares mínimos de seguridad las muertes se habrían evitado. Con unos índices de consumo en pleno crecimiento, cerca del millón y medio de consumidores, la adopción de unos estándares de seguridad se antoja fundamental en Estados Unidos. A la sombra de las exenciones legales que tienen la Uno do Vegetal y el Santo Daime, han surgido numerosas “iglesias de la ayahuasca” que, amparándose en la libertad religiosa, organizan ceremonias alrededor del consumo de ayahuasca. Hacerlo de manera irresponsable pone en riesgo la vida de las personas y la continuidad de un movimiento que puede reportar beneficios espirituales y de salud a la población.

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